Los cosméticos de belleza son sustancias o preparados que se utilizan para limpiar, mejorar, proteger, perfumar, corregir y mantener olores u aspectos corporales. Alteran la apariencia sin modificar estructuras o funciones.
Se aplican en las partes superficiales del cuerpo, en los dientes y en la mucosa bucal (nunca se ingieren ni se inhalan, ni tampoco se inyectan).
No se consideran cosméticos los productos destinados a la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades.
La palabra cosmético proviene de “cosmos”, que significa “belleza y orden” y del sufijo “-ico”, que quiere decir “relativo/a”. Este término apareció en el siglo XVII, aunque podemos decir que se utilizaban desde tiempos ancestrales, ya que sólo hay que ver cómo, por ejemplo, empleaban el maquillaje en la cultura egipcia. El maquillaje como arte de la belleza.
Pero el término como tal de “maquillaje” no apareció hasta el sigo XIX en los teatros franceses.
En definitiva, los cosméticos de belleza han evolucionado enormemente desde sus orígenes hasta nuestros días. El consumidor no sólo tiene unas necesidades a las que hay que darle solución, sino que también existen otras exigencias que hay que cubrir en cuanto a texturas, olores, cuidado del medio ambiente, sostenibilidad, etc.
Tipos de cosméticos de belleza
Hoy en día encontramos multitud de cosméticos de belleza para el cuidado de la piel. Algunos de estos son: serums, geles, cremas, lociones y tónicos, exfoliantes, aceites esenciales, maquillaje, perfumes, etc.
- Serums: de textura ligera y más liquida que una crema. Se absorben muy rápido y contienen una alta concentración en principios activos. Se aplican antes de éstas para que tomen contacto directo con la piel.
- Geles: son productos semi-sólidos, compuestos por un líquido (agua) al que se le añade un agente gelificante. Por lo general son astringentes (van bien para pieles grasas y con brillos), aunque a día de hoy se les suelen añadir sustancias hidratantes para que no dejen la tan común sensación de tirantez en la piel.
- Cremas: texturas semi-sólidas. Es una mezcla de agua y aceite. Según como esté formulada, será más idónea para un tipo de piel u otro. Si tiene más componentes emolientes y con una textura más untuosa, estará indicada para una piel seca, y sin embargo si es de textura ligera de rápida absorción, será para una piel más mixta-grasa.
- Lociones: son ideales para pieles grasas, ya que hidratan sin producir brillos. En ocasiones aparecen en forma de tónicos faciales. Para aplicarlos correctamente, se recomienda esparcirlas con las manos ejerciendo presión suavemente con las palmas sobre la piel, pero sin frotar.
Es recomendable optar por lociones que no contengan alcohol, ya que las que lo contienen son más propensas a irritar.
- Aceites: provienen de extractos de plantas y cuentan con multitud de propiedades para la piel. La principal es la de hidratar en profundidad, y según de qué aceite se trate, tendrá unas acciones u otras, como cicatrizantes, antiinflamatorios, regenerativos, anti-aging, calmantes, etc.
- Exfoliantes mecánicos: contienen pequeños gránulos para poder friccionar la piel y eliminar las células muertas de la epidermis. Algunos de estos exfoliantes naturales están hechos a base de huesos de fruta pulverizada, granos de azúcar, sal o arroz, etc.
- Maquillaje: uno de sus fines más importantes es el de mejorar la belleza y cambiar la apariencia física. Lograr ocultar imperfecciones y parecer más joven y saludable. Lo podemos encontrar en diversas formas como líquidos, sólidos, pulverizadores, y principalmente para la zona de la cara, ojos y labios.